Éxodo: 8:16 – 9:35
Haftará: Isaiah 66:1 – 66:24
Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá
La vida de Moisés está intrínsecamente relacionada con el agua.
Al nacer, su destino era morir ahogado en el Nilo como todos los niños israelitas (“Ordenó Faraón a todo su pueblo diciendo: Todo niño nacido, al río habréis de arrojarlo” Ex 1:22). En el Nilo fue colocado para salvar su vida (“metió en la cesta al niño, y la puso entre los juncos, a la orilla del Río” Ex. 2:3) y gracias al mismo rio llegó a manos de la hija del faraón (“Bajó la hija de Faraón a bañarse en el Río y, mientras sus doncellas se paseaban por la orilla del Río, divisó la cestilla entre los juncos.” Ex. 2:5) quien le puso por nombre Moisés, que de acuerdo a la Torá significa “sacado de las aguas” (Ex. 2:10).
Con el cruce del mar Rojo terminó por ganarse el reconocimiento del pueblo (“y creyeron en Dios y en Moisés, su siervo.” Ex. 14:31), por agua sufrió rebeliones en el desierto (“El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: «Danos agua para beber.” Ex. 17:29) y por golpear dos veces la roca para que fluya el agua, no pudo ingresar a la tierra prometida (Num. 20:11-12).
Precisamente por ese vínculo tan profundo entre Moisés y el agua, no puede pasar desapercibido al lector de Parashat Vaerá, que sea Aarón – y no Moisés – el encargado de llevar adelante la primera plaga contra Egipto: Dijo Dios a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto: sobre sus arroyos, sobre sus canales y sobre sus estanques y sobre todo reservorio de sus aguas. ¡Y se convertirán en sangre! … (Ex. 7:19)
¿Por qué no fue Moisés el que transformó el agua en sangre? Una primera respuesta surge del propio texto. Era Aarón el encargado de “manejar” el cayado de Moisés: “Habló Dios a Moisés y Aarón, y dijo:»Cuando Faraón os diga: Haced algún prodigio, dirás a Aarón: «Toma tu cayado y échalo delante de Faraón, y que se convierta en serpiente.» (Ex. 7:8-9)
Sin embargo Rashi no se contenta con el simple pshat (lectura sencilla) del pasaje. En su comentario al versículo sostiene que le fue solicitado a Aaron llevar adelante la plaga debido a que el Nilo había protegido a Moises cuando siendo bebe fue colocado en la cesta.
Pareciera ser que el midrash que sustenta el comentario de Rashi aparece en Shmot Rabá (9:10): “Dijo Rabi Tanjum: Por qué no fueron golpeadas las aguas por Moisés? Le dijo el Santo, bendito sea: Las aguas que te cuidaron cuando te colocaron en el Nilo, no es justo que sean castigadas por tu mano, por tu vida que serán castigadas por Aarón.”
De acuerdo a este midrash fue la justicia divina la que determinó que sea Aarón quien realice la plaga. Sin embargo podríamos afirmar que el comentario de Rashi también tiene en mente un segundo midrash (Bemidvar Raba 22:4). Moisés se rehúsa a acatar la orden de Dios de vengar a los midianitas:
Dijo Dios a Moisés “Vengar habrás de vengar a los midianitas” (Num. 31:2), “vengar habrás de vengar” tú mismo, y él (Moisés) mandó a otros. Debido a que creció en Midian dijo: “No es justo que le cause sufrimiento a aquel que se ha comportado bien conmigo, como dice el dicho: Al pozo del cual tomaste agua no le arrojes una piedra.
Con la combinación de ambos midrashim, podemos suponer que a la hora de golpear el Nilo, el mismo que lo había protegido cuando era un bebe, Moisés prefirió no tener que hacerlo. Era consciente de la necesidad de Dios de demostrar Su poder lastimando la esencia de Egipto, el Nilo, pero él no estaba dispuesto a hacerlo.
Con su actitud Moisés demuestra que además de tantas otras virtudes, posee la de la gratitud. Aún en su momento de gloria y esplendor no se olvidó de reconocer el mérito de las aguas del Nilo y le pidió a Dios que lo libere de esa responsabilidad.
El midrash dice: “Al pozo del cual tomaste agua no le arrojes una piedra”; Shakeaspere escribió: No embarres a la fuente que te dio de beber”. (La violación de Lucrecia Parte 4, línea 577). En nuestro lenguaje cotidiano usamos: “No muerdas la mano que te da de comer”.
Sencillas variaciones de un mismo concepto que a veces olvidamos y del cual Moisés da testimonio: reconocer a quienes nos ayudan y actuar con gratitud hacia ellos.
Shabat Shalom
Gustavo