Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Darío Feiguin
Congregación B´nei Israel, Costa Rica.
Maldiciones y Bendiciones
En Parashat Balak, que leemos este Shabat, el rey Mohabita Balak contrata al mago Bil´am para que maldiga al Pueblo de Israel.
Pareciera ser que cuando no hay fuerzas suficientes, o se acaban los argumentos, recurrimos al insulto, las calumnia, y la maldición, creyendo que eso nos va a dar la razón.
Esto no es algo nuevo, sino que ya sucedía en tiempos de la Biblia, y se me ocurre, desde que el hombre es hombre. Es parte de nuestra naturaleza, y de la miseria que hace a nuestra condición.
Tres veces Bil´am intentó maldecir a Israel.
Subido sobre una colina y mirando el campamento de los Hebreos, intentó que de su boca salieran palabras de maldición. Pero ocurrió lo impensado: En lugar de eso, de su boca salieron palabras de bendición.
En el tercer intento, salieron las conocidas palabras: “Ma Tóvu Ohaléja Yaakov, Mishkenotéja Israel” = “Cuán buenas son tus carpas, Oh Yaakov, tus moradas, Oh Israel”.
Este intento de maldición que salió mal, lo usamos para comenzar nuestras tefilot en la Sinagoga.
Fíjense ustedes: En cada servicio religioso, no comenzamos pronunciando palabras de Dios, ni de alabanza a Dios, sino palabras de un mago no judío, que intentaron ser una maldición hacia nosotros y que misteriosamente se transformaron en bendición.
Y lo que yo creo, es que esa transformación no viene directamente de la boca de los agresores, sino que viene de la sabiduría, sensibilidad y capacidad transformadora de cada uno de nosotros mismos.
No es que nos mandan bendiciones. Es que nosotros mismos podemos, si nos lo proponemos, convertir esas maldiciones en bendiciones.
Es como el tenista, que utiliza la fuerza del golpe del adversario para devolver un drive o un revés aún más fuerte.
Pensar que las cosas no cambian y evolucionan es caer en un oscurantismo medieval.
No debemos convertirnos en “Defensores de Dios”. Dios no necesita de nuestra defensa ni apología. Dios necesita que escuchemos su mensaje de amor, sensibilidad, justicia y bondad.
No somos “Defensores de la Fe” para venir a decirle a nadie qué sentir, qué pensar y en qué creer. El fundamentalismo doctrinario está a milímetros del fundamentalismo político, lo que es parecido a decir que de la violencia ideológica a la verbal y física hay sólo un suspiro.
La historia nos lo demuestra.
Tenemos que intentar hacer el esfuerzo de entender las maldiciones desde el lugar de lo que no es, y entonces convertirlas en bendiciones.
La crisis en el Mundo Judío planteada a partir de la traición del gobierno de Netanyahu de no cumplir con la promesa de Enero de 2016 de crear una explanada igualitaria en el Kotel y pasar la potestad de las conversiones en Israel al stablishment ultra ortodoxo, son palabras de maldición.
Pero la reacción en el Mundo Judío a partir de esa traición de valores propios por conveniencia política coyuntural, es una tremenda y bendita oportunidad para reformular un tema crucial en Medinat Israel y el Pueblo Judío.
Porque no se trata del Kotel. El Kotel es un símbolo histórico y espiritual. El acceso al Kotel no es el tema. El tema es el acceso al Pueblo Judío. Es el reconocimiento. Quién decide quién es judío, y cómo debe vivir un judío. Si deciden unos pocos, o la mayoría.
El tema es si renunciamos a los valores fundacionales del Estado de Israel “lihiot am jofshí beartzéinu”, de ser un pueblo libre en la Tierra de Israel para todos los judíos del Mundo.
La traición fue una maldición, pero la reacción a la que llevó en el Mundo Judío, inclusive y principalmente dentro de Israel, es para mí, una bendición.
Es la oportunidad de aprovechar la violencia del golpe traicionero para contragolpear con un tiro ganador. Es definitivamente, una oportunidad para que algo cambie, de una vez por todas.
Esta semana ésto es lo que aprendo de la Parashá: tener la Jutzpá de transformar una maldición en una bendición.
¡Shabat Shalom!
Rabino Darío Feiguin
B´nei Israel, Costa Rica