Desarrollé mi proyecto de Tzedaká en el Hogar Divino Niño, donde hay niños que, por diferentes motivos, están bajo la protección del Estado. El hogar es la casa de muchos niños, desde bebés hasta más o menos 8 años. Yo trabajé con niños entre 3 y 7 años.
Llevé papel y pintura, los ayudé a escribir su nombre y decorar el papel como ellos quisieran. Después, lo presentamos a todos.
Otro día llevamos burbujas y jugamos con ellos. Todos nos divertimos y también a los niños les gustó mucho. Y en otra oportunidad hicimos pelotas locas con Magic Clay y al final bailamos.
Antes de comenzar con mi proyecto pensé que sería muy buena idea y que a los niños les iba a gustar. Me sentí feliz y emocionada por conocerlos. Me imaginaba que iba a ser divertido y chévere estar con niños pequeños.
Lo que más me gustó fue estar con ellos y ver sus sonrisas cada vez que jugábamos. Siento que el Hogar Divino Niño estaba muy bueno y que a los niños les gustaron mis actividades.
Me gustó verlos sonreír y estar felices. También me hizo sentir feliz y emocionada, por que yo era la razón de que estuvieran sonriendo.
