Lectura y actividades para los pacientes pequeños del Hospital del Niño.
En mi proyecto de Tzedaká fui a dos salas diferentes del Hospital del Niño. Al entrar a la primera de ellas, saludé a cada niño, conversamos un ratito y les enseñé 2 ó 3 libros para que escogieran uno para leerles.
Al terminar de leerles, les entregué un paquete de libros de colorear y crayolas para que dibujaran y se divirtieran. También les entregué en la mano un squishy antiestrés, mientras su acudiente no estaba. Este proceso lo repetí con cada niño y, cuando me fui del salón, todos los niños se despidieron con alegría y sonrisas. Me encantó.
Lo que más me gustó fue conectar y hablar con los niños, y ver sus caras de felicidad mientras les leía y les daba sus regalitos. Amé la experiencia de poder interactuar con los niños, aunque a algunos les daban penita hablarme al inicio y otros estaban dormidos. Fue realmente gratificante hacerlos sonreír.
Me gustó contarles los cuentos a los niños y hacerlos reír. Fue una experiencia realmente hermosa y me encantó ser parte de algo así de gratificante y amoroso.
Comprendí lo bonito y gratificante que es hacer un proyecto de Tzedaká. Me siento satisfecha, orgullosa de mí misma por lograrlo y feliz de haber ayudado a mejorarles el día a los niños hospitalizados.
