Proyecto de Tzedaká: Visita al Hospital del Niño y apoyo en el aérea de Ortopedia
Fui al Hospital del Niño y colaboré con mi doctora, que es ortopeda. El año pasado pasé mucho tiempo en el hospital, primero por mi pierna y luego por mi brazo, y fue muy duro para mí, por eso pensé que podía llegar a un hospital y hacer algo para que los niños como yo no se sintieran mal.
Llegué al hospital a las 7:00 a.m. Una enfermera me dijo que tenía que registrar a cada paciente. Llevé unas bolsas que adentro tenían granola, galletas, cereal, avena, jugo, leche y un caramelo, y se las iba entregando a cada niño que atendían.
Aprendí cómo poner una férula, vi cómo sacaban quistes de las rodillas y escuché una clase de medicina presencial en la sala de yeso. Cuando me iba, el ascensor estaba dañado y los niños que tenían la pierna enyesada tenían que ser cargados por las escaleras 3 pisos para poder salir del hospital y eso me dio tristeza.
Tenía ganas de seguir ayudando en lo que pudiera para que los niños estuvieran cómodos.
Lo que más me gustó fue ver cómo los niños se ponían contentos cuando les entregaba la bolsita que habíamos llevado, porque muchos venían de muy lejos y se habían parado desde muy temprano para ir allí, y no habían desayunado.
Pienso que es injusto que un niño que se tiene que poner o quitar un yeso tenga que esperar tanto tiempo y hacer filas tan largas para ser atendido. Siento que soy muy afortunado, hay niños que no tienen la misma suerte que yo y que con un gesto pequeño, como darles algo de comer, hice algo muy grande.


