‘Panamá, la patria mía… suelo grato encantador…’.
¿Qué puede ser más panameño que Marcha Panamá? O, ¿pagar todo el año ‘un club de Felix B. Maduro’ para adquirir los juguetes de ‘Santa’ en Navidad? ¿Quién entendería, sino un panameño de pura cepa, la frase ‘de Fidanque a Toledano’?
Son ‘instituciones’ que los nativos de esta tierra reconocemos como ‘muy’ nuestras. Y todas tienen el sello de la comunidad judía Kol Shearit Israel, a la que pertenecen las familias Fidanque, Toledano y Maduro. De esta última, es parte Eduardo Maduro Lindo (1901-1966), autor de la marcha que se ha convertido en nuestro s segundo himno.
La más antigua congregación judía del país y la más integrada a la sociedad panameña, data del 14 de mayo de 1876, cuando se instituyó con la idea de ayudar a cubrir los costos de las pompas fúnebres de las familias judías de origen sefardí que llegaban al istmo desde mediados del siglo XIX.