La pascua judía

Esta noche comienza la celebración de la fiesta de Pésaj, la pascua judía, que evoca la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. La fiesta dura ocho días, durante los que está prohibido ingerir alimentos con levadura. En su lugar acostumbramos a comer matzá –pan ázimo– una galleta plana y crocante, hecha de harina y agua, pero que no ha tenido tiempo de leudar. La Torá (el Pentateuco) nos dice que en la urgencia de la salida los israelitas tuvieron que hornear la masa sin darle tiempo para que leude. Desde entonces la matzá representa el pan de la opresión, el pan del pobre. Es el pan que se parte y se comparte.

El ritual principal de Pésaj es el Séder, la cena ceremonial que se realiza las primeras dos noches y que incluye la narración del relato del éxodo, así como la ingesta de ciertos alimentos cargados de simbolismo (por ejemplo las hierbas amargas que nos recuerdan el sufrimiento de nuestros antepasados, el Jaroset, una mezcla color chocolate que evoca los ladrillos que usaban los esclavos israelitas).

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