En una columna publicada en este espacio el martes 6, mi amigo y «colega» el padre Néstor Jaén presentó una alternativa al proyecto de la Asamblea Nacional de decretar el «mes de la Biblia», basada en la difusión de valores humanos a partir del estudio de diversos textos, sagrados y no sagrados de distintas fuentes. Si bien el objetivo de la Asamblea puede considerarse noble, pues busca la transmisión de valores que sirvan de orientación para el desarrollo y el bienestar de la sociedad en su conjunto, creo que la propuesta en si está limitada y contradice el principio de la libertad de cultos que proclama la Constitución en el artículo 35.