Por Nicolás Noble
Este Majané Yajad, realizado del 8 al 10 de agosto, fue una experiencia simplemente inolvidable. Éramos un grupo de 41 janijim y 14 madrijim, todos con la misma ilusión de compartir unos días llenos de peulot, amistad y momentos únicos. Desde el primer minuto, se sintió esa energía especial que solo un Majané puede tener: risas, música, energía y mucha, pero mucha, unión.
Las actividades no pararon ni un segundo. Hubo peulot para todos los gustos, competencias llenas de adrenalina y retos que nos hicieron trabajar en equipo como nunca. Entre cada actividad, siempre hubo un momento para compartir, reír y aprender algo nuevo. No faltaron los rezos, que nos dieron un espacio para reflexionar y conectarnos con nuestras tradiciones y con nosotros mismos.
Por las noches, las fogatas fueron mágicas. Canciones, historias y dinámicas crearon un ambiente cálido que nos hizo sentir como una gran familia. Esos momentos, con el cielo estrellado, quedarán grabados en la memoria de todos los que estuvimos ahí.
También hubo momentos de mojadera y ensuciadera que nos sacaron muchísimas risas. Entre juegos con agua, pintura y actividades al aire libre, terminamos felices, cansados y con la ropa como recuerdo de toda la diversión que compartimos.
Al final, nos fuimos con el corazón lleno y una sonrisa de oreja a oreja. Este Majané Yajad no solo fue un campamento; fue un espacio para fortalecer amistades, crear recuerdos y sentir que juntos podemos seguir construyendo una la tnuá que nosotros queremos. Sin duda, quedará como un Majané Yajad para la historia.
Muchas gracias por la confianza.










