
“A veces caminando por la calle, alguien me saluda con mucho cariño y me recuerda que nos conocemos, no de la sinagoga sino de la Iglesia”… Así es el rabino Gustavo Kraselnik; amable, simpático y fiel creyente de la paz. Junto al padre Miguel Ángel Ciaurriz, de la parroquia San Lucas de Costa del Este, ha acortado distancias religiosas entre judíos y cristianos; quienes al menos en nuestra comunidad, se han reunido bajo el mismo techo sagrado, en uno u otro templo, bajo la premisa de que no importa el camino que cada uno tome si el objetivo es el mismo: la paz, el amor y la sana convivencia.